Relatos, cuentos y otras historias…



domingo, 5 de noviembre de 2023

Principio y final

Empezar una relación es más fácil que terminarla.

Abrir una puerta, que cerrarla.

La ternura de la primera conversación, que la frialdad del último adiós.

Mirar tus ojos, que esquivar tu mirada.

El murmullo de tu risa, que el eco de tu silencio.

Mi sofá contigo al lado, que el paraíso de ti deshabitado.

El futuro incierto que juntos inventamos, que el sólido presente sólo con tu recuerdo.

La inocencia de la confianza intacta, que la deslealtad ya enquistada.

La vida que nos prometimos, que la traición a cada sueño que no cumplimos.

El deseo bajo tus sábanas, que la indiferencia sin caricias ni alma.

Cada palabra bonita regalada, que el desprecio en la boca cerrada.

Ahora, entre ese principio y ese final, no hay balance que consuele ni porqués que alivien nada. 

Ahora, cuando el dolor aún no duele y está disfrazado de rabia. 

Sólo nos quedará la conciencia, que es la única que no engaña.



viernes, 23 de junio de 2023

Roble

Siempre me han dicho que, al adoptarte, yo te salvé. Y están tan equivocados porque el que me salvó fuiste tú a mí. Y a todos nosotros. Han sido muchos años juntos y muy intensos, en los que me has acompañado en los mejores momentos de mi vida y en los peores. Y no sé qué hubiera sido de mí sin ti.

Has estado en el nacimiento de mi hijo y has crecido junto a él como un hermanito. En el fallecimiento de mi madre. En la alegría de terminar una carrera. En las idas y venidas laborales. En los ensayos de teatro. En tantas horas junto a mí mientras escribía. En el parque con todos los niños jugando contigo. En una pandemia mundial. En una Filomena. En tantas vacaciones. En tantos paseos, en tantas salidas al campo, al río o dónde fuera. Siempre juntos.

Aún no me creo que no estés. Y aún te siento a los pies de mi cama. O cuando voy a abrir la puerta aún te espero, como siempre, saltando para recibirme. O al ir a hacer la cena te creo detrás de mí esperando a que algo caiga. O ahora mismo estarías tumbado junto a mí.

Aunque la tristeza quiera tomar terreno, es momento de celebrar tu vida. Porque a las nuestras las hiciste infinitamente mejores y más felices.

Perdóname por los días que no te saqué tanto, las ausencias o si algún día tuviste que estar más solo de lo que te merecías. Lo siento mucho.

Siempre estarás en nuestros día a día, en cada pensamiento y en cada momento de nuestras vidas, como siempre has estado. No habrá playa que vea que no te imagine en ella jugando, pradera que no estés corriendo en ella, río donde nadar o sacar la piedra más grande, pelota de tenis que no encuentres en cualquier lugar. Y siempre te recordaré dándote la vuelta en el camino para asegurarte que sigo detrás de ti.

Sigo detrás de ti, Roblecito, espérame junto a mamá y el resto de la familia jugando mucho.

Gracias por tanto amor infinito. El más verdadero que jamás tuve y tendré. Gracias por cuidar tan bien de Gael desde antes de que naciera. Por ser tan bueno con cada persona que te presentamos. Por ser tan generoso. Gracias por todo.

Te amamos, Roblecito y siempre estarás en nuestros corazones. Siempre, te lo juro. Porque tú nos salvaste.





viernes, 26 de noviembre de 2021

Qué lejos queda ayer


En mi fiel rutina como compañía, despierta de noche, dormida de día, no te oí llegar.

Ahí estabas, en mi desordenada habitación, despertando sin prisa, dibujando mi sonrisa, sin más promesas que tu libre presencia cada día al llegar.

Qué lejos queda ayer cuando era más fácil creer que no era necesario resolver el sentido de mi vida, la nevera vacía y la cama sin hacer.

La probabilidad de amar se reduce a la mitad cuando la soledad se sienta en mi sofá, haciéndose un hueco entre mis manías y en cada línea de mis escritos sin terminar.

Entonces se hace habitual no escuchar en el pasillo más pasos que los míos, un solo plato sobre la mesa y un buzón sin nombrar.

Ahora tu silueta abraza a la mía en mi espejo acostumbrado a devolver una imagen en singular.

Y comienzo a pensar en voz alta, recordando de nuevo mi voz, cuando hablar en plural se convierte en natural.

Qué lejos queda ayer cuando desconocía que evitando las espinas también perdía las flores que crecían.

Hoy en ese jardín, desnudo y hambriento de flores, te veo sembrar los más lindos colores cuando el gris se había convertido en mi color favorito.

Y en cada latir para avanzar no dejaré de recordar la suerte de haber encontrado el norte, el mismo que lleva tu nombre, donde sabré buscarme a la hora de despertar.

sábado, 17 de julio de 2021

Una primavera

Nunca olvidaré la primera vez que nos vimos, entre bambalinas, haciendo lo que más nos gusta. Aquel 25 de febrero, que años después nos volvería a reencontrar, gracias a un pueblo que ni tú ni yo juntos llegamos a visitar.

Pero nos unió, sabiendo que lo merecíamos, con la sensación de que nada ni nadie nos podría volver a separar.

Nunca olvidaré nuestro primer beso, tus ojos cerrados mientras yo acariciaba tu cara, hasta que los abriste y nos vimos el uno dentro del otro.

Nunca olvidaré tu primer te quiero, en un rinconcito de El Retiro, junto al agua. Y nada más pronunciar tus palabras, se encendieron las luces, reflejándose en el agua todos nuestros sentimientos, tú conmigo de la mano, y en aquel momento no había lugar más bonito en el mundo. 

Nunca olvidaré nuestro pequeño mágico mundo bajo las sábanas, donde el tiempo parecía detenerse, aunque en ocasiones corría demasiado, y era entonces cuando por fin comprendía lo que era desear que no se acabara jamás una noche.

Nunca olvidaré tu voz, nuestras charlas infinitas y nuestras tonterías para hacer estallar tu risa y la mía. Y reímos. Y reí. Reí tanto contigo como jamás creí que se podría.

Nunca olvidaré el monte Melancolía, tus paisajes, tu inteligencia, tu sensibilidad, tus manos, y el olor a mar que tantas noches entró por nuestras ventanas haciéndonos soñar. Ese mar que nunca nos bañó.

Nunca olvidaré todo lo que nos quedó por hacer juntos. Y el arrepentimiento de haberlo tenido en las manos y haberlo perdido.

Estuvimos juntos una primavera entera en la que hiciste mi vida más bonita cada segundo de ella.

Ahora te echo tanto de menos que creo que me voy a romper. Como se rompe una hoja seca entre las manos, que aunque se tenga delicadeza comenzará a crujir y se romperá en mil pedazos que irán cayendo entre los dedos.

Así es como siento crujir mi vida ahora vacía de ti. Llena de tu silencio. Porque sigo escuchando el rumor de la calle, el cantar despreocupado de los pájaros en el parque, la risa de los niños a lo lejos, la sirena de una ambulancia pasar deprisa… pero tu silencio es aún más fuerte que todos ellos. Y solo te puedo escuchar a ti y a esta soledad que has dejado.

No es de cobardes reconocer que duele. Ni nunca es demasiado tarde para decirle a alguien lo que te hizo sentir.

Estuvimos juntos una primavera entera, lo suficiente para saber que te hubiera querido no solo en una, sino en todas mis primaveras.

 

 

jueves, 8 de julio de 2021

Presente

Pocas veces, por no decir casi nunca, se suspira por el presente. Tantas veces se suspira por el pasado y otras tantas por el futuro. 

Lo que se fue y lo que se espera. Pero, ¿y lo que se tiene?, ¿quién suspira por el ahora?

Quizá es que es difícil hacerlo o sencillamente es que no nos damos cuenta de la verdadera importancia del presente.

¿Puede haber algo más importante que este preciso momento?

¿Hay algo más real que lo que uno, justo bajo sus pies, está viviendo ahora?

Yo creo que no. Y hay que agarrarse a ello como a un clavo ardiendo para no morir, ni de melancolía ni de incertidumbre.

Un presente puede tener la nostalgia de un pasado y la esperanza de un futuro.

Porque nunca es tarde para nada, incluso para el presente.

lunes, 6 de abril de 2020

Ahora

Ahora que occidente se creía más fuerte, superior e inmortal.
Ahora que al volver la cabeza allí estaba.
Ahora que nos preguntamos cómo nos pudo pasar a nosotros.
Ahora que la realidad supera la ficción.
Ahora que somos peces fuera del agua asfixiándonos.
Ahora que compruebas que rezar sigue sin funcionar.
Ahora que el dinero no vale nada.
Ahora que te arrepientes de lo poco que visitas a tu abuela.
Ahora que piensas que tus hijos deben saltar más sobre los charcos.
Ahora que duelen todos los abrazos que no se dieron.
Ahora que amas a la distancia.
Ahora que no puedes despedirte.
Ahora que tú te quejabas sin razón.
Ahora que el mundo se ha parado.
Ahora que la muerte espera en una acera o, en el mejor de los casos, en una pista de hielo.
Ahora que los poderosos miran hacia otro lado buscando otro planeta al que arruinar.
Ahora que el pueblo, el currito, tu vecino, son los que están luchando por salvar esto.
Ahora que los de arriba seguirán siendo los primeros.
Ahora que todo será igual.
Ahora que nada será igual.
Ahora que nos hemos dado cuenta que somos diminutos.
Ahora que sabes que eres vulnerable, que no eres más que nadie, que eres mortal.
Ahora, quizá solo ahora, serás consciente de vivir este ahora.


En tiempos de pandemia, algo que nadie creería vivir, con todo mi cariño a las personas que, desgraciadamente, lo están sufriendo de cerca.


"Hoy es suficiente y mañana es demasiado." Antonio Vega








jueves, 20 de diciembre de 2018

Pero aún me sonríes

Estás malherido, pero aún eres capaz de mirarme. No lo haces pidiendo piedad, ni siquiera me preguntas por qué. Solo me miras y sonríes.

Y es entonces cuando yo te digo que fui el viento que se llevó tus palabras.
La arena que arañó tus ojos bajo los párpados.
El llanto lejano y sin consuelo de un niño perdido.
La carta sin remitente y sin palabras de amor.
La sangre que jamás recorrerá las venas de ningún hijo tuyo.
Las ideas sin tiempo ni cabeza donde crecer.
Los sentimientos sin corazón donde nacer.
Las manos sin piel que acariciar.

Estás agonizando, pero aún me sonríes. Y antes de cerrar los ojos comenzarán a brotar de ellos lágrimas que recorrerán tus mejillas, tu cuello, tu pecho, tus muslos y tus piernas hasta llegar a las raíces que se pudren bajo tus pies.

Estás muerto, pero aún me sonríes.