Relatos, cuentos y otras historias…



sábado, 17 de julio de 2021

Una primavera

Nunca olvidaré la primera vez que nos vimos, entre bambalinas, haciendo lo que más nos gusta. Aquel 25 de febrero, que años después nos volvería a reencontrar, gracias a un pueblo que ni tú ni yo juntos llegamos a visitar.

Pero nos unió, sabiendo que lo merecíamos, con la sensación de que nada ni nadie nos podría volver a separar.

Nunca olvidaré nuestro primer beso, tus ojos cerrados mientras yo acariciaba tu cara, hasta que los abriste y nos vimos el uno dentro del otro.

Nunca olvidaré tu primer te quiero, en un rinconcito de El Retiro, junto al agua. Y nada más pronunciar tus palabras, se encendieron las luces, reflejándose en el agua todos nuestros sentimientos, tú conmigo de la mano, y en aquel momento no había lugar más bonito en el mundo. 

Nunca olvidaré nuestro pequeño mágico mundo bajo las sábanas, donde el tiempo parecía detenerse, aunque en ocasiones corría demasiado, y era entonces cuando por fin comprendía lo que era desear que no se acabara jamás una noche.

Nunca olvidaré tu voz, nuestras charlas infinitas y nuestras tonterías para hacer estallar tu risa y la mía. Y reímos. Y reí. Reí tanto contigo como jamás creí que se podría.

Nunca olvidaré el monte Melancolía, tus paisajes, tu inteligencia, tu sensibilidad, tus manos, y el olor a mar que tantas noches entró por nuestras ventanas haciéndonos soñar. Ese mar que nunca nos bañó.

Nunca olvidaré todo lo que nos quedó por hacer juntos. Y el arrepentimiento de haberlo tenido en las manos y haberlo perdido.

Estuvimos juntos una primavera entera en la que hiciste mi vida más bonita cada segundo de ella.

Ahora te echo tanto de menos que creo que me voy a romper. Como se rompe una hoja seca entre las manos, que aunque se tenga delicadeza comenzará a crujir y se romperá en mil pedazos que irán cayendo entre los dedos.

Así es como siento crujir mi vida ahora vacía de ti. Llena de tu silencio. Porque sigo escuchando el rumor de la calle, el cantar despreocupado de los pájaros en el parque, la risa de los niños a lo lejos, la sirena de una ambulancia pasar deprisa… pero tu silencio es aún más fuerte que todos ellos. Y solo te puedo escuchar a ti y a esta soledad que has dejado.

No es de cobardes reconocer que duele. Ni nunca es demasiado tarde para decirle a alguien lo que te hizo sentir.

Estuvimos juntos una primavera entera, lo suficiente para saber que te hubiera querido no solo en una, sino en todas mis primaveras.

 

 

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