La vida a veces me resulta tan cuesta arriba que creo no llegar. Me ahogo. Hay tantas vidas y yo me pregunto qué hice para tener que soportar la mía. Tantas y tantas y me tocó esta. No sé si dar las gracias o tirarme por la ventana. Depende cómo se mire y desde qué lugar y posición del mundo. Tu vida depende incluso a veces de la mirada de otro. Puedo ser una auténtica desgraciada o una absoluta privilegiada, según quién juzgue tu dolor. Siempre hay dos versiones, te dirán. Pero tú sólo conocerás una.
Y aquí, justo desde mi piel y mis huellas dáctilares, no puedo ser objetiva. Lo siento, no puedo. La oscuridad lo ciega todo.
Se me pasa a ratos. Cuando veo la soledad como un don divino, o cuando leo tus palabras.
En ocasiones hasta sonrío. Y, hasta a veces, la vida parece un lugar bonito.
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