GAEL

Llegas con el amanecer y fugaz te descubro.

Tardío y lejano tu llanto, lo más bello escuchado, lo más esperado.

Difuminado el espacio, disipado mi miedo, llega tu calma. Y entre el ir y venir nos conocemos.

Te presentas al mundo con los ojos bien abiertos y orgullosa pienso lo fuerte y valiente que eres.

Desde entonces cada minuto es una maravillosa aventura. Anidado en mi pecho te observo sediento de vida y sólo puedo pensar en todo lo que te quiero, en que mi tiempo es tu tiempo y que todo mi ser te pertenece.

Mis mañanas despiertan con tus sonrisas que me dan la vida, tu olor a primavera impregna mis días. Te busco en mil caricias y en tu piel de seda mi ternura se desliza, sin poder dejar de mirarte, de amarte.

Mi hombro a tu medida, suave dormitas mientras abrazo fuerte tu sueño.

Entre mis brazos tu recreo y en mí el regodeo del amor incondicional que contigo he descubierto.

Cómo explicarte que en cada gesto, en cada mimo, en cada balbuceo el corazón se me desborda del pecho.

Consciente de que las palabras no alcanzan para expresar tanto sentimiento quiero que sepas, hijo mío, que desde que nos tenemos gracias a ti mi mundo es perfecto.


A mi hijo Gael, para él todo mi amor, todas las palabras