Ahora, desde fuera, puedo saberlo. Sí, allí fui feliz.
Cuadrado perfecto de un trocito de mundo, de mi mundo, con la inmensidad de la mirada de un niño, miles de recuerdos permanecerán eternos en mí.
El color de sus estaciones, el sonido de sus noches, el olor de sus flores, el fresco roce de su brisa… me pertenecen, les pertenezco.
Mío, espacio único donde el tiempo parecía detenerse, sólo mío.
Y con todas mis fuerzas lo mantendré vivo dentro de mí, porque lo grande de un recuerdo es poder viajar a él siempre que quieras.
Y volveré allí. Allí donde fui feliz.
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