¿Dónde acaba el cielo?
Tu voz, entre palabras de gelatina que aprenden a acomodarse, me pregunta.
Tu ilusión, la que tú sólo sabes vivir, espera ansiosa la respuesta mientras se divierte en la profundidad de tus ojos, revoloteando como remolino de viento.
¿Dónde acaba el cielo?, me preguntas, y yo no sé qué contestar.
En el infinito quizá, o igual no acabe nunca y todo sea cielo, todo seas tú.
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