Un trago de lo más fuerte que haya. Sentirse fuerte con una
copa en la mano ahogando su recuerdo. Más alcohol. Y todo se desvanece, hasta
lo que creemos sólo nuestro, hasta eso. Tarde o temprano le pertenecerá al
olvido porque nada permanece, nada es eterno. Se va, se olvida. Ahora sí sería
capaz de cualquier cosa.
Risas en otras mesas. Mareo en su cabeza. Un traspié y
vuelve a tropezar con su imagen.
Susurra algo al camarero. Desliza unos billetes sobre la
barra, se levanta y con dificultad se dirige hacia la salida. Ha vuelto el desbocado miedo
a la soledad y le hace tambalear. Empuja la puerta. Ha logrado salir de allí
sin saber muy bien donde ha estado.
Ha parado de llover. Decide andar. Andar sin saber adónde. Andar por andar, sólo por el hecho de hacerlo. De caminar la mente por las calles dormidas. Pasear los pensamientos por la oscuridad de la noche y, con un poco de suerte, dejar el recuerdo de ella abandonado en algún callejón solitario y sin salida.
Un fuerte frenazo inunda el silencio de su cabeza. Unas
luces cegadoras le hacen perder el equilibrio. A escasos centímetros de su
cuerpo el parachoques de un coche. Un hombre sale de él gritando. No logra
entender con exactitud lo que le está diciendo pero sabe que le grita. Aún está
muy aturdido.
El hombre del coche deja de gritarle. Para de gesticular con
los brazos y los baja. De mirarle con cara furiosa, ha pasado a mirarle con
lástima y se mete en el coche mientras niega con la cabeza.
Por detrás unas manos le agarran bajo los brazos y le ayudan
a incorporarse. Es en ese momento cuando se da cuenta que ha caído y está sentado
sobre el asfalto en medio de la calzada.
Ya de pie se da la vuelta. Una mujer. Demasiado bonita para
haberla conocido de esta manera. Demasiado amable para sostenerle la sonrisa en
aquel momento.
Caminan hacia la acera y, una vez a salvo, le pregunta a la
mujer en qué dirección va. Ella le indica con la cabeza. Él también va en la
misma. No sabe muy bien si esa era la dirección por la que tenía pensado ir pero
sí sabe que ahora es la que quiere tomar.
Los dos juntos comienzan a caminar.
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