Del tiempo perdido.
De la furia calmada.
De la mentira olvidada.
De allí te traje hasta mi recuerdo.
Allí volverás, sin equipaje ni peso.
Tus dedos mi clavícula recorren.
Los míos en tu espalda mariposas hacen.
Promesas bajo las sábanas.
Y la lluvia se dibuja en las ventanas.
Ofrezco todo mi mundo
por un solo segundo
enredada en tu cuello.
Dolor que mata pero que sin él muero.
Del miedo sin dueño.
Del aroma de un sueño.
De la frescura de la libertad.
De la luz de la oscuridad.
De los secretos que se dejan ver.
De la verdad que secreta comienza a ser.
De la necedad de no querer verlo.
De la necesidad de no perderlo.
De allí te traje hasta mi pecho.
Allí volverás, sin cordura ni remordimiento.
Del camino imperfecto.
Del engaño perfecto.
De la risa que aún recuerdo.
Del anzuelo que ya no muerdo.
Precioso
ResponderEliminarme encantó: "Dolor que mata pero que sin él muero.", me quedo con ello. un beso
ResponderEliminar