Relatos, cuentos y otras historias…



sábado, 26 de enero de 2013

Amaneceres

Desactivé el tiempo, justo después de apagar el despertador. Me di media vuelta en la cama y apagué el día. Y decido quedarme en el amanecer, en ese preciso momento en el que no es de noche ni tampoco el sol asomó. Limbo de colores, olores, sonidos… instante perfecto para ponerme a soñar. Porque aunque acabo de despertar, no es lo mismo dormir que soñar.

Esta mañana no voy a ir a trabajar. Me arropo entre sábanas que me invitan a quedarme y pienso que igual no voy nunca más. Justo ahora siento como la cama me envuelve aún más. Sonrío. Jamás estuve más a gusto que ahora. ¿Por qué no? Haré caso por una vez al lado opuesto del miedo y me levantaré cuando yo quiera. Hoy, mañana, siempre.

Quizá algún día amanezca acompañada, puede que algún otro con resaca. A lo mejor desorientada, relajada, abandonada, amada… vestida, desnuda, sirena, vagabunda… sin dormir, adormilada, gritando, cantando, llorando, riendo… o sin querer recordar nada. Pero aquí, en mi cama, en mi amanecer, como yo quiera.

Porque para eso están los amaneceres de cada uno. Y ya era hora de ser dueña del mío.

Al fin encontré mi tiempo bajo la almohada. Y para celebrarlo hoy me traeré el mundo a la cama, me lo tomaré junto al desayuno. Me regalaré bonitas satisfacciones y algún que otro momento de incertidumbre. Es lo que conlleva vivir como uno quiere.

Y tú, ¿cómo es tu amanecer?



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