El olvido llega despacito,
sin avisar.
Como un suspiro,
como la agradable brisa que me regalaron tus noches de verano.
Olvidé olvidarte.
El olvido reside tras el horizonte que esconde al sol cada atardecer.
Tan hermoso que duele.
Sentada a la orilla del precipicio del ocaso,
allí espero,
espero al olvido,
quiero verlo llegar.
Espero a olvidar.
Arrasará,
como el mar hace en la playa
y te llevará.
Un amanecer cualquiera no recordaré tu nombre.
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