Como todos los días ella se levanta temprano. Acaricia a su guitarra y se la carga a la espalda dispuesta a vestir la ciudad con su música. Conoce los mejores rincones para hacer de ellos sus escenarios.
Ha sacado a su amiga de la funda. Se pasa la cinta por la cabeza y rodea su cuerpo. Siente su peso sobre sus hombros y su energía entre las manos. Con los dedos preparados en las notas iniciales, respira hondo. La calle aún está desnuda pero pronto miles de transeúntes acompañarán su rutina con los acordes que manarán de esas cuerdas.
Dos golpes con el pie sobre el suelo… y la música comienza. Las notas inundan el lugar, acústica perfecta.
Como por arte de magia bandadas de personas empiezan a salir de la boca del metro. El mundo se despierta y ella siente que es su música quien les mueve. Caras conocidas, algunas nuevas, pero todos sonríen a su paso. Algunos se han parado. Y poco a poco un corrillo de gente la observan curiosos. Ve como un hombre busca en sus bolsillos, se acerca a ella y le echa unas monedas. Ha roto el hielo y ella le devuelve una sonrisa.
La funda de su guitarra no para de llenarse de dinero. El sonido de las monedas al caer se entremezclan con la música. Los más valientes hasta aplauden. Y ella agacha la cabeza en señal de gratitud. Cierra los ojos, un escalofrío recorre su espalda y por un momento el vértigo le inunda desde su escenario callejero… Pero el espectáculo debe continuar. Y de nuevo los pies marcarán el paso y seguirá tocando para su público ambulante.
De pronto, a lo lejos, unas sirenas de policía le advierten que pronto tendrá que hacer un mutis por el foro...
Ya es de noche. Después de una larga jornada regresa a casa. Hoy ha tenido unos grandes espectadores. Junta las monedas recaudadas en el día con el resto ahorrado. Pronto conseguirá lo suficiente para poder marcharse a una nueva ciudad. Ella quiere dar la vuelta al mundo llenándolo con su música. Recorrer todos los países, llegar a todas las ciudades, no dejarse ningún rincón del planeta… hasta llegar de nuevo aquí, a su ciudad y al fin tocar en un gran teatro, su gran sueño.
Mira su guitarra, descansa sobre la cama. Sabe que muy pronto harán su viaje juntas coleccionando sonrisas y aplausos.
De nuevo la acaricia. Mañana será otro gran día.
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