Relatos, cuentos y otras historias…



sábado, 31 de enero de 2015

La proposición

La respuesta fue clara y concisa: “No insistas, no quiero”, le dijo. Lo hizo delicadamente amable, como era él, con sus gestos dulces, exquisitamente educado aunque rotundo y muy seguro de sí.

Sin embargo, en el segundo intento, la curiosidad casi vence al pudor… Pero se volvió a echar atrás rápidamente, moviendo la cabeza y gesticulando con las manos una negación en un claro intento por parecer más contundente de lo que en realidad se sentía.

En la tercera ocasión se descubrió mordiéndose el labio inferior mientras pensaba que por una vez no pasaría nada, y dijo un no tan dudoso que ni él mismo se lo creyó.

No hizo falta una cuarta proposición; Sus pies se dirigieron solos, abrió la puerta y, justo en el momento de entrar, echó mano al bolsillo del pantalón e inmediatamente visualizó su cartera reposando sobre la mesilla de noche junto a la cama donde debería estar él.

Salió, cerró la puerta y volvió sobre sus pasos.

Fue claro y conciso: “No insistas, no puedo”.

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